Lo mejor para que las sesiones fluyan desde el primer minuto es que vengáis a nuestro estudio a hablar con nosotros, a probaros los vestidos, a conocernos. Así, cuando llega el día de la sesión, ya no es la primera vez que nos vemos y todo sale más natural. Ellos hicieron precisamente eso, y fue todo un placer recibirlos en nuestra casa (cuando aún no teníamos estudio) y resolver todas sus dudas e inquietudes. Además conectamos super bien y acabamos estando de charreta ¡como si nos conociésemos de toda la vida! Por eso, aunque a él le costó un poquito más (eh, al final logramos sacarle la sonrisa!) sus fotos tienen un encanto especial. ¿Queréis verlas? A continuación tenéis su galería, no os la perdáis.
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